jueves, 25 de noviembre de 2010

Unas flores en la mano color pecado me guían a tus labios.
Camino suave, como cansino, deleitándome por verte, disfruto los sonidos de la calle, murmullo interminable de tanta gente.
Me acomodo la corbata y la esquina se acerca a mí. Y adivino el color de tu vestido, escucho tus pasos lejanos alborotando mi ser.
Llegas tranquila con tu sonrisa natural, tus labios de fresa disimulan a tus ojos que me quieren encontrar.

Todo es tan espontáneo y además tan pacífico. No existe la prisa ni la locura diaria. El tiempo permanece intacto, detenido en ese segundo.
Qué bueno que es verte.
Se me escurren los instantes al mirarte. Se me agolpan en una eternidad.
Qué bueno es verte.

Somos dos novios de antaño. Con respeto te saludo y de la mano nos vamos despacio.
Te miro atento estimulado por tu cara de niña y tu alma repleta de cariño.
Todo puro, no hay desenfrenos y me gusta así, despacio, los dos de la mano.
Sólo palabras dulces vuelan a tu lado como golondrinas que alborotan veranos.
Así los dos.

Transcurriendo el camino entre la sutil complicidad de mil miradas.
Rescatando el aroma que nos deja el silencio que perfuma las pausas de la charla.
Remedando el ayer. Reconstruyéndolo.
Qué bueno es vernos.
Comenzar a escribir el diario de este viaje.

La charla despreocupada, la luz del amor nos guía.
Caminemos de la mano y dejemos de pensar.
Te miro, me encandilas, me miras, te sonrío y que más. 

De la mano nos ven pasar regalándonos miradas. 

Y a pesar de los años, sentir en el alma que todo es posible
                              marta ganzero y all franceschi
Se extremecia al llegar a ese lago. Pensaba que sólo el sabía su ubicación.
Él y los animales salvajes.
Pasaba horas embelesado ante tanto esplendor. Era una locura interna que lo poseía en el lugar y las horas eran suyas.
Los verdes lo cegaban y el agua gritaba en su oído. Caminaba el lugar y conocía cada piedra, cada flor y los olores lo perdían llenando su corazón.
Ése era su lugar. Su lugar en el mundo. El oasis perfecto y el perfecto espacio para sentir cuán maravilloso puede ser sentirse en el paraíso.
La naturaleza y él. La conjunción perfecta para sentirse libre.
Dejaba hablar al alma, su corazón se escapaba galopando, sus sentidos se multiplicaban y se iluminaba con el sol escondido en la montaña.
Sobrevolaba el lugar como un ángel eufórico motivado por tanta vida.
Sensaciones que lo agotaban, sonidos que susurraban y entendía que era él.
Sólo él.
Libre de ser, libre de su cohibida condición.
Nada ni nadie que reprocharle ese sentimiento.
La cara de frente al viento tibio y esa sensación inconmesurable de sentirse dueño del mundo.
Como si nada más existiese.

Ese día era suyo, olvidando que al volver dejaría la vida tras los surcos callados del campo.
Callada la tarde y amargado el ser.
Bajando el sol partiría llevando con él la pobreza vacía, la calma llena y la ilusión de volver lo hacía olvidar su eterna esclavitud de tierra ajena.
Sólo siete dias...siete dias para volver a renacer en su paraíso perdido.
Para volver a estar con Dios.   marta ganzero  y all franceschi

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cruza la calle con el desparpajo de quien no le teme a nada.
Calzada sobre las alas de un ángel. Liviana y sutil.
Qué quimera la empuja a alcanzar la otra acera. Quién la está esperando.
Me deja pensando.
Sus piernas desnudan voces.
Su cintura de sirena deshoja miradas escondidas al paso.
Sus brazos se mueven con el ritmo de una banda.
Sigue su andar sonriendo por llegar a ese encuentro.

Sólo pienso... Desconcentra su pelo al viento cohibido de fragancias.
La sigo con la mirada y riendo de rubor no entiendo cuál es la luz que le pinta la mirada.
Sonríe a nadie y se ve feliz.
Qué le eriza la piel, cuando parece en su andar, que se estremece.
Qué cosas le esconde el alma para que aún siga la sonrisa coronando su boca de fruta fresca.
Si ella misma parece ese ángel.

Es la pureza misma.
Camina libre de misterios sin esconder lo puro que su alma regala cuando pasa.
Sonríe franca a cada mirada que roba, que pide.
Es feliz y con aire de noble señora se muestra caminando plena buscando quién sabe.
Sigo tras ella y sin averiguarlo me detiene su mirada.

Sus reflejos, su aroma profundo me dejan perplejo...

Tal vez lleguemos a conocernos                marta ganzero  y all franceschi
Caminando la playa como cada año en esa tarde de abril, viento furioso en mi cara, mis  pies en la arena desnuda, mi voz gritando una canción y la visión rutinaria, espejismo casual que alterna con el sol, liviano de reflejos, calentando recuerdos.
Me despereza el viento.
Me despierta el color profundo del cielo.
Abril, siempre trae algo más que el otoño entre sus brazos.

Delicado abril, flor hermosa de un otoño recordado. Y allí estoy siguiento tus huellas borradas por la marea, castigadas por el viento que sopla acumulando arena sobre mí.
Caigo rendido por la belleza del poniente, parece que se ahoga en un mar lejano y solitario. Se hunde lento mezclando sus colores. Mientras el viento me sigue silbando esa canción.

Y los oídos se adormecen con las notas. Creo que nadie más que yo escucha esa melodía.
Estoy solo en esa inmensidad. Solo conmigo mismo. Para permitirme el encuentro con el alma. Para preguntar qué pasa en mi interior. Para escucharme también.
Porque hay demasiado por decirme.

Y estoy como un chico asustado sin respuesta, callado, casi mudo por momentos me animo y quedo ahí detenido.
Cae la noche y descubro el silencio de mi ser.
Apenas entiendo porque late el corazón.
Mis ojos no miran para no ver, mi mente a mil por asustada. 
Y sigo sin creer, será que no quiero crecer.

Porque crecer duele. Y el deseo más profundo es ya no sentir dolor.
La verdad nunca está dicha.
Tendré que entornar mis ojos otra vez como ese abril y no dejar escapar la silueta de la vida que se perdió en algún punto.   marta ganzero  y all franceschi
Ha de caer la noche sobre la luz de tus ojos, dando paso a las estrellas que nacen de tu mirada.
Me quedo así. Inmóvil contemplándote.
Me quedo así. En silencio para escucharte.

Silencio que por momentos nos cubre con su manto y dejándonos llevar, da lugar a un sentir profundo de palabras que no suenan , palabras tímidas de letras.
Pasan los minutos y sólo los ojos hablan y el corazón escucha atento de placer.
Nuestros cuerpos recuerdan y como nudos las manos, hablan el idioma del amor...

Si no hace falta hablar. Ellas lo hacen. Resbalan, se detienen, presionan y se deslizan suaves en ambas geografías. Despiertan la piel que aún dormida, se eriza
triunfal en la caricia.  
Aún te sigo contemplando, pero ya el corazón te escucha más atento.
Escucha tímido el sonido del amor, las manos hablan y él, callado como ahogado, no sabe de palabras, solo grita sentimientos. Calla de tanto nervio que lo angustia. Por momentos estalla y no sabe de expresiones, pide ayuda.
El cuerpo mismo lo consuela sin saber que con sus latidos, mueve despacio la rueda del amor...


Y en un mareo dulce, audaz e interminable, ambos nos dejamos llevar.
Me toca hacer de esto una escalera, que lleve los recuerdos al pasado, que traiga cosas nuevas al presente, que haga del hoy la verdad para un mañana constante.
Me toca cincelar las realidades, con mano de escultor y voz de saxo, dulzonas y sensuales esas notas, que en la brisa del ahora, traigan nuevas canciones al oído.
Y miro desgastados mil peldaños, de pasos, ilusiones y notas que suben y bajan incansables.
Momentos delicados de charlas de mil horas que te dicen, que te cuentan y estamos subiendo la vida de a ratos.
Me sorprendo verme ahí, soñando y a tu lado.
Hago pausa en el rellano, me ilusiono delicado y de la mano el día me acerca a ti.
Torbellino de pasión , momentos del presente y del pasado que me sigue deslumbrando.
Amores quietos, adormilados de no vernos, la distancia, la vida y mil cosas que alejaron nuestras mentes y dejaron nuestras manos con fragancias de verano.
Me enamora el aire enamorado, tu presente sin sentirte, recordando y te espero escondido en mi pasado.

Subo, bajo, me detengo. Recorrer el camino es enseñanza, para aprender que soy y que aún todo es posible.
Me abarrota el deseo de  estar contigo. Me embelesa el saber que he de encontrarte.   

En medio de esa escalera, te veo, tiemblo al abrazarte, me deleito y te merezco.
Subamos o bajemos, yo te mimo.
El saxo nos anima y la vida nos mira feliz.
Sigamos sólo asi disfrutando de la mano...
Juntos.                                                              marta ganzero  y all franceschi
No tengo imaginacion para contarte que la tarde que te vi algo dejaste en mí, no sé si fue tu mirada, tu voz quebrada que no se animó a mirarme...
Me quedé con el sabor que el aire trasladó desde tu pelo. El aroma que perfuma los sueños de atardeceres vívidos.
Me esmero por recordar que me marcó de vos y no sé.
Será la fusión completa de tu llegada, tu paso simple, sereno que arremetió contra mi corazon lastimado de amores ya olvidados, el color de tus labios, tus rodillas brillando al compás de un sol lejano.
Sigue pasando la tarde y ahí estoy tratando de saber que le dijiste a mis ojos, a mi manos...
Qué susurros perfectos me regalaste. Cuál fue el matiz de tu voz que se prendó en mí, para que estés constante y cercana, en una lejanía incoherente de distancias y
contactos.
O será el destello de alejarte o será la brisa que te acerca o seré yo que imagino.
Seguiré este eterno cuestionario hasta que te animes, tus labios me llenen de néctar y tu aliento invada mi eterna juventud.
Y seguiré preguntándome siempre qué dejaste en mí , con qué marcaste mi vida así...

martes, 23 de noviembre de 2010

Me basta con saber que te veré algún día. No me molesta esperar.
Sigo  escondido tras tu sol, tras tu luna.
Me animo y te grito callado.
Sigo entintando mil hojas, mil días pasando, mil horas del mismo día pensando y espero por tí.
Sigo, me adelanto y escondido paciente pinto tu cara en el muro que me sonríe animando mi vida.
Tu llegada: mi ilusión que ampara minutos que no pasan, y paciente escucho lejano al corazón...

Algo me dice que ya vendrás. Que no ha de ser muy lejano ese segundo. Que cargarás en tus brazos un
morral de cosas nuevas y en tus manos la luz y no el reflejo.
Mi esperanza te cuida y espera tu llegada .
Mi vida se esconde temerosa, apasionada de desamores amados, perdidos y olvidados por encontrar tu realidad y mostrarte que soy y estoy.
Tu mirada me busca, mi ojos te miran. Y lo sé, te reconozco.

Te imaginé así suave, plena y desbordante de ansias.
Tu sensación, mi vida plena y se mezclan sentimientos que no sentí por encontrarte.

Te veo. Me ilusiono, me comprometo...
Ya llegarás. Al paso del que sueña y se aferra a la vida con creces, para descansar tranquila, aquí a mi lado.                                  marta ganzero   y   all franceschi
Se rasgó la noche con la lluvia y descendieron los ángeles a velar mi sueño.
Te soñé. Parecías tan real que hasta creí que tu voz me estaba cantando una canción de cuna.
Mas me dí cuenta al verte iluminada que sólo era yo a tu lado mirando tu descansar, cuidando que no te asustes del trueno que aúlla gritando.
Te protejo y te hablo así en destellos, casi callado, manso de ternura por ver tu vida sin faltas crudas.
Sábes que sin querer lloro tranquilo a tu lado.
Te protejo.
Te abrigo en esa noche que también me asusta. Temores aislados de soledad. Temores de saber cómo hacer para darte mi alegría escondida y que seas feliz porque sos mi vida.
Sigue la noche destemplamdo mis sentidos.
Te miro.

Descansa y sueña  que estoy a tu lado y te cuido.
Reiterate en todos los segundos de la noche y los días, que siempre estaré velando tus sueños o me sentiré seguro que te estoy soñando realidad. Que también me acunas.
Que esto es de dos. De nosotros dos.             marta ganzero   y   all franceschi
Hoy ví sonreir a un niño. Llorar de emoción a una mujer. Escuché desde la voz infantil resonar un te quiero y alguien me llamó por mi nombre.
Le puse algunas flores al vaso huérfano.
Me senté en el umbral a escuchar el silencio. Se me pegó al inconsciente la melodía del cantar de un pájaro distraído y le dí la mano al sueño señalando una quimera.
Le hablé a mi perro y él me hizo un mohín como si entendiese.
Guardé las llaves de casa y eché a andar por la vereda. Encontré algunas monedas solas en el fondo de un bolsillo. Las convertí en caramelos.
Se me arreboló la sonrisa cuando crucé la mirada con alguien.
Y hasta me pareció que el cielo estaba pintado, cuando alcé mis ojos.

Me invadió sin saberlo el llegar de la primavera. La cabeza con recuerdos. Los labios que cuentan cosas y gesticulan. Las manos nerviosas.
Contemplé horas enteras las nubes a media altura y las tapé con mis manos formando imágenes imaginarias, aves con vuelo raudo cargadas de colores.
La tarde extremeció pasiones.
Caminaban las personas.
Me sonrió el viento y el día siguió despacio y me iluminó al lado de alguien.
Miles de soles calentaron y reflejaron vidas pasadas.

Volé.
Miré el mar sentado, me saludó su nariz de espuma.
Me dejé llevar viendo a los chicos y corrí con ellos.
Me doy cuenta que costó la tarde.

En la calle escuché callado voces distantes , risas que desbordaron simple e inocente alegría.
Y sin saberlo esperé el murmullo del destino.


Aún lo espero.              marta ganzero y all franceschi

lunes, 22 de noviembre de 2010

Nunca tuve la respuesta de aquel día de verano. Qué pasó ,qué me viste.
Me sentí extraño al caminar a tu lado, sin conocerte.

Cohibido casi callado, de encontrarme de la nada junto a ti.
Desbordó la tarde con tu paso, suave, lento. Acaparó el mundo a mi costado y simplemente te escuchaba.
Hasta tu sonrisa me hablaba. Y yo ahí, sin saber qué
decir.
Desandando el sendero para tratar de dilucidar cómo fue
que te encontré.
Tan casual, sin saberlo. Inocente te miré. No me costó mostrar mi alegría, muy franca y contagiando con palabras que dicen al escucharlas.
No recuerdo de qué hablamos, los nervios encandilados me tenían apresado entre tus ojos, los movimientos de tus manos y mil gestos de tus labios, rojos de enamorados.
Y seguimos dejando que el camino nos viera de la mano, sin mirarnos y escuchándonos.

Aún me pregunto qué mágico hechizo se apoderó del momento y fuimos los poseedores de las palabras. Así supimos de ambos. Así la voz nos abrazó.
Será que la vida nos vió maduros para acercarnos.
Algo escondido, no imaginado.
Algún ángel aburrido caminando a nuestro lado. Murmurando qué decirte, sin hablar, callado.
Tú atenta de la mano escuchando los susurros nunca dichos, recordados.
Y no quiero averiguarlo. Gastaría el tiempo, privaría al corazón ya emparchado, de golpeado, de asustado de olvidos maltratado.
Acércate más y sigue a mi lado, de la mano, sin mirar.
Yo te guío.
No me dejes recordarlo.

Que la vida ya pasó de ese verano y aún nos falta tanto...                                                                                               marta ganzero   all franceschi
Aquí estás. No tengas miedo. Te abarco con mis brazos.
Te protejo. Nada ha de pasarte.
Eres del cristal de los sueños y mis manos te amparan.

Me asusto  por no pensarte, tengo miedo de tu desamparo, me asusta tu descuido aislado, tu respuesta que no responde y se esconde en mi día haciéndome pensar que me falta la alegria.
Necesito tu contacto, saber de ti rato a rato. Que me digas que no estoy de paso.
Saber que eres mía. Que me busques, te preocupes y me digas.
Escuchar gritar a tus manos, que tu boca no me hable, que tus ojos me respondan y saberte cerca, verte llegar, compartir todo el dia.

Por eso he de cuidarte como la joya más delicada. Ésa que con brillo propio, me ilumina las horas a tu lado. Preservarte de todo mal, para que ni te roce la sombra de la brisa.
Quiero tenerte así, siempre. Vasta en mi horizonte y tierra y cielo en mi mundo. Del sol la claridad y la penumbra de estrellas en mi ocaso.
Ser de mil maneras, a la vez una sola y que sigas aquí.
No tengas miedo.
Que estoy para ti.

Te necesito porque te amo. Eres mi sol temprano, mi orgullo, mi mensaje, mi desvelo desvelado.
Mis horas atentas de ti.
Mi descanso al alba, mi eterna claridad.
Y me asusto mujer, sos mi todo y te amo.
Te llevo conmigo desde temprano, siempre juntos a mi lado. Me preocupo y será que nada tuve tan puro.
Me preocupo.
Yo te amo.
Acércate y cuéntame muy despacio.Dilo lento casi callada.


Que escuchar tu voz es como si Dios me estuviera saludando.
     marta ganzero  y all franceschi
Me encuentro en tu mañana mirándote ahí callado, llena de placer dormida.
Acaricio con mis labios tu cara y me deleito pensando que te diré al despertar.
Los minutos eternos.
Una flor en mi mano se marchita muy despacio, se hace tímida por tus reflejos.
Pasan los minutos y te veo.

Y se extasian mis ojos contemplándote. Toda la vida allí escribiendo la historia en tu piel. Toda la música allí, cantada en tu respiración.
El instante también se hace eterno y nada alrededor, más que tú, existe.
Estás y nada podrá cambiar este momento.

Y al despertar comienza el día. La habitacion toma vida, los colores cambian, tus ojos cargan la luz de mi vida.
Mis palabras te murmuran, te dicen mil cosas gastadas de tantos días.
Te persiguen mis caricias y mis labios se iluminan.
Espera mis besos tu boca.
La mañana madura con tu calma, me dices y te escucho. Me besas y me rindo. Te ríes. Te deseo. Es juego del amor.

Y en el vaivén de este juego de dos, ganamos la partida de vivir estando juntos. Todo tiene el premio de amarnos: las miradas, las sonrisas, los silencios y esa vorágine de caricias que desde las más simples, nos erizan el alma, para despintar el cielo y hacerlo más claro.
Y es la fusion perfecta: todo nos dice y nos acerca. Mi vida, la tuya. Las almas se mezclan, las miradas son palabras. Tu llegada mi esplendor, tu prosa mi calor, tu realidad me calma y sigue la vida , sigue la tarde y otro día nos brinda placer para dos.
Me buscas. Te encuentro, sigue el juego y el amor empatado nos regala un sueño mas...
Se ve el cielo en tu mirada y las estrellas juegan dulces en tu sonrisa. Haces del día un cuento mágico y me perfumas la vida con tus manos.
Te miro y me recuerdas a la miel que saboreo gustosa. Te miro y te descubro vestido de cometa para llevarme hasta el cielo.

Es la sensación de verte que transforma todo a tu paso. El sol hace una pausa esperando tu llegada.
La vida me encandila con el ámbar de tus ojos y no evito pensarte.
Hoy robé el perfume de una flor; hoy me vestí delicado. Hoy te amé así soñando.
Descanso entre tus brazos, abrigo de un mundo nuevo imaginario y real, a ver que llegas.

Y me elevas con tu vuelo, y me asombras con tu abrazo. Para dejar que el alma se encapriche con la melodía de tus pasos que llegan a mí.
Ser la sombra y el sol, el rocío y la gota que abrevan el primer destello de luz del día.
Ser simplemente sed para tu boca y tú el remanso que calma aún más esta quietud.

No lo veo de otra forma.
Sos mi luz imaginaria y mi costa bravía.
Tu boca me refresca, tu risa me alienta , tus brazos me buscan y sin saber caigo y me rindo ante tu manos que me alivian, me seducen sin hablar.
Espero siempre tu murmullo, esperan mis labios secos. Te extraña mi día y mil días te desean.
Sólo dime mujer que haría sin saberte amada, que haría sin pretender tus anhelos, que haría más que nada.


Si al cerrar los ojos sigo viéndote como si mis párpados te acariciaran.    marta ganzero  y all franceschi
Te  encuentro en el silencio de la mañana y al cenit, tu sombra me abarca. Cuando cae la tarde se me hacen carne tus aromas y la luna peina tu pelo con flores de luz.
Será que los años callaron mis palabras o que te las he dicho  todas y sólo pienso y recuerdo así, los momentos de tantas horas que vivimos juntos.
O será que no hace falta que hablemos para entender nuestras miradas cargadas de dicha.
Sábes mujer que esta vida de verdad nos trató bien. Sábes mujer que me diste lo mejor que yo busqué .
Para qué quieres que hable.
De tu mano  sigo atento, de tu mano no hay más miedos, de tu mano me enseñaste que soy bueno.
Para qué seguir buscando palabras...

Si el universo todo, todo lo ha dicho cuando ambos nos miramos.
Si el murmullo del viento que roza nuestros seres ha hablado por nosotros.
Todo ha sido dicho. Hasta los silencios.

Escucho tu corazón callado recordando viejos tiempos y momentos que nadie sabe imaginar, sólo nuestros. Nuestras risas, nuestras frases, viejo todo, todo bueno.
Siéntate a mi lado mujer y gritemos de recuerdos en silencio. De las manos buenos tiempos...

Y en un beso la vida completa.                                  marta ganzero  y all franceschi

La tarde camina a mi lado. Sigo sin mirar, pienso y me veo, pero no me imagino a quien brindar todo esto que me atraviesa.
Sé que la vida pasa raudamente y a veces se detiene para observarme. Otras me silba en el oído. A veces se exalta y me grita. Muy pocas, me susurra.
Me gustaría encontrar el punto justo. El mojón, ése en el camino, que me indique a quién mirar. Si la mirada es vida, seguro la vida ya me dirá cómo.

La vida sólo nos sigue de cerca y no se anima a cambiarnos el rumbo.
Estoy atento a un parpadeo, a un destello animoso , a una mirada sin riesgo.
Por eso camino lento tratando de averiguar, la escucho, le hablo y no la entiendo. Sólo sigue a mi lado dejándome que la guíe.
Cuánto camino andado sin encontrar tu mirada, dónde estás, quién eres.
La playa está desierta, el mar calmo y yo sentado mirando alguna luz que no veo. No hoy estrellas , ni faros, ni tus ojos. Y te espero.

Para encontrarte ante mis ojos, seguro de imaginarte o siendo la suma de mis deseos más íntimos.
Y seas como el rumor de la marea que moja los pies descalzos y borra huellas viejas, para empezar a andar un camino nuevo.
Y seas como la sal que escoce las heridas, y hace nacer la piel nueva que ansía tu contacto.

Sólo espero como siempre el milagro natural que me lleve.
La arena moja mi sien, aclara el agua el color de mi pelo y pienso.
Años de buscar por encontrarte.
Hoy no te busco , no te creo, no te pienso. Sentado en la playa mirando el mar te espero.


Ya llegarás convertida en presente y en la espuma que deshaga mi pasado.

  marta ganzero y all franceschi