miércoles, 29 de diciembre de 2010

Todo se repite. Hasta el segundo que espera tu llegada. Ver, sentir y creer que estás. Cerrar los ojos y que nada se desdibuje, para mantener intacta la memoria.
Memoria que sólo te imagina, memoria que olvidó  el color  en tu mirada. Memoria que pide a gritos tus recuerdos.
Y pasan las horas que mueven momentos, pasan los días llenos de vos y no verte, me deja quieto. Sólo pensando en vos.
Y sin buscarte te encuentro. Algo ausente, perdida y escondida y solo pienso.
Hago una pausa y te recuerdo...
Porque cuesta darle al olvido la llave que deje de pensarte, si pensarte me mantiene vivo.
Y te pienso así, callado casi escondido, aislado de tu mirada. Te pienso porque te amo.
Me muerdo por no pararte y besar tu boca y perderme con tu aliento.
Y sigo callado, callando esta sensación que como un tempestuoso temporal, desgarra mi corazon.
Y sigo sin saber que hacer y me saques de tu olvido.
Y pienso...
...que volveré a encontrarte y permitirme que este juego de evocarte en cada cosa que hago, te traiga nuevamente hasta mi. Te haga presencia que vista esta ausencia momentánea de tenerte lejos, y seas tan real como este amor.
Imagino por momentos que seguimos perdidos buscando nuestras sonrisas y corriendo como chicos en el parque. Te veo casi real sabiéndote cerca y distanciada ante un amor que sigue amparando dos corazones, que sólo por asustados siguen perdidos de latidos.
Me imagino como nunca que llegarás y al verte sentiremos como siempre, al mirarte lloraré, besaré tus manos y despertaré...

De este sueño de extrañarte tanto.
  marta ganzero y all franceschi

lunes, 27 de diciembre de 2010

Al volver se mezclaron los momentos.
Los recuerdos estaban ahí en mi piel y como un perfume dulce, la sensación quedó en mí, como un libro que leí, como sentir un aroma con pensarlo, como saborear por primera vez un plato nuevo. 
No quiero llegar sin verte , me esfuerzo y pienso. Tu voz me llama...

Sería tan lógico encontrarte y no esperar que vuelvas.
Pero todo está lleno de tí. Todo lleva tu música y tu color. La pared tiene el eco de tu espalda apoyada en el descanso, la silla aún conserva tu peso y me cuesta desplazarla. La mesa tus codos aniñados marcados sobre el mantel.
Se te extraña.

Te escucho llamarme con una mirada que ilumina el lugar. Caigo con la ilusión cercana y veo tus labios en la taza vacía. 
Vuelvo a sentir que en tí está lo dulce de la vida. 
Sin alejarme te digo amor y sonrío. Mi pensamiento llegará a tus oídos pidiendo caricias y una flor en tu pelo gritará por los dos.

Tengo una irremediable ansia de besarte en la boca y traerte hasta mí de esta manera. 
Que algún son de nuestra canción nos haga danzar en un abrazo. Que bajo la tenue luz de la entrada nos acodemos juntos mirando las estrellas.
Te sigo extrañando.

¿Cuánto tiempo faltará hasta que vuelvas?  marta ganzero  y all franeschi

domingo, 12 de diciembre de 2010

Envuélveme entre tus brazos. Dame un destino. Quiero luz y quiero soles. La luna y las estrellas. No busques tan lejos: tus palabras son todo el universo.
Háblame al oído. 

Tus palabras son reflejos, nada dices que no veas. 
Son tus manos que me ayudan , tus ojos mis soles y tus lunas las que me guían en largas noches susurrando. Mil días me  abrigan. 
Nada cuenta sin tu vida, nada lógico diría. 
Sigo mirándome en tí y mi oído atento busca más. 
Los dos quietos y te escucho diciendo lo mismo día a día.

Como un rezo que conozco de memoria pero necesito a diario. 
Como la canción que canta el sueño de ser eterno.
Como al poema releído mil veces.

Y me gusta que estés, siempre ahí esforzándote por algo nuevo.
El amor sólo escucha tus latidos que acompasan y se mezclan con los míos: un solo corazón y dos almas con intensas ganas de ser. 
Sigo escuchando tus silencios que modulan sensaciones que revivo a cada instante  y me hace bien saber que me iluminas.

Estás y eso me es suficiente.  marta ganzero y all franceschi

sábado, 11 de diciembre de 2010

Cuando escucho el sonido mágico de tus llaves en la puerta, se abren los ventanales porque el sol inunda todo.
Te veo entrar con la serena mirada de haber dejado tras la puerta el cúmulo de realidades ajenas. Y ésta es tu realidad.

Tu mirada me recorre y tus ojos se iluminan como si la eternidad nos  hubiera distanciado por un día. 
Tu manos fuertes en las mías y el abrazo que me lleva ser una adolescente tímida de amor.  
Comienza a ser la tarde desde la mañana de no verte. 
Y como dos metales en el fuego nos fundimos de a poco, mezclándonos de sabores recordados. 
No dejo de mirarte...

Nada parece haberte afectado. Sabes igual. Te ves igual que la estampa que se grabó en mi retina en la mañana cuando saliste. Pero ahora estás aquí y me siento protegida.

Sólo para mí, fresco y sonriente con cansancios olvidados por verme.  
Te veo con la paz de tenerte y escucho tu charla divertida que convierte en minutos tanta horas.
Eres real, tan puro que me asombro de tenerte siempre así, atento y orgulloso como siempre. 
Los dos ahí. 
Continuando el trabajo que fusiona, que amalgama nuestras vidas, día a día. 

Quiero arropar el momento en un recuerdo que guarde el instante y respirarlo mañana cuando cierres la puerta otra vez. Ha de quedarme así tu aroma en el respiro, tu abrazo en el estremecieminto, tus ojos en la mirada.
Así te esperaré nuevamente. Volviendo andar el día hasta tu nueva llegada.

Siguiendo el equilibrio eterno llamado amor...        marta ganzero   y all franceschi

martes, 7 de diciembre de 2010

Escribo porque el alma quiere hablar. Porque tiene la voz hecha palabras y nacen y se plasman en escritos.
Escribo porque el sueño se hace verdad y se cumplen las quimeras y se cumplen utopías.
Porque el amor me suspende, la vida me halla sorprendiéndome, los demás existen y me completan.
Escribo porque he de soñar cerca una caricia, ver transcurrir el día mansamente, gritar en el papel lo que no he dicho.

Para abrigar al alma y contagiar al corazón con el hechizo delicado de tinteros que derraman por sedientos, mil palabras.
Escribo así, dejando el aliento que me brinda una boca acaramelada.
Con el tiempo que me sopla al oido mil cuentos, mil obras reprimidas de asustadas, mil versos desvelados finos y enamorados del azabache de la tinta.
Horas livianas, días completos.
Letras que se ordenan mientras el papel las recoge suave de mi mente.
Escribo...

Porque se escapa el corazón cuando se halla preso.
Porque emociona el rocío primero en la mañana y se colman las fuentes del estío.
Cuando una flor despierta aletargada del sueño de vivir la maravilla, en el milagro de ser.
En el preciso momento que una lágrima escapa del encierro de la pena o la alegría.
Para continuar en palabras el camino emprendido o el recodo en el que descanso.

Por eso escribo.
Para mostrar que se puede imaginar y volar como cometa en un viento suave de palabras.
Sin ver, sólo sentir que el deseo abre los sueños y muy despierto te llena de vida.
Dejo pensando al sentimiento y pienso en ocupar un corazón barriendo los momentos.
Cabalgo el viento sin jinete y soy sólo pensamiento libre por un segundo...


Porque escribir me ata y me desata a la libertad.       marta ganzero y all franceschi
Es una tarde más que me colora de sonidos, ruidos que descontrolan y murmullos que sin escuchar, me cuentan.
Estoy el balcón mirando pasar la gente llena de sensaciones y cada latido me lleva a una historia que atento desato y ovillo de nuevo.
Miro. No entiendo.

Observo su andar cargado de un sinfín de motivos.
Me lleva su atavío, o el desordenado paso de sus urgencias.
Me aplacan las huellas invisibles del movimiento acompasado de sus brazos, dibujando ondas silenciosas de abrazos que esperan.
Como un caleidoscopio todo brilla a contraluz y se mezclan las sensaciones del diario trajín o el desandar sin rumbo las veredas.
Desovillo y ato sus historias. Los veo.

Mezco los sentimientos y cambia la rutina de todos.
Caminan sin entender y sigo imaginando el por qué. Desfilan ante mí sin detener ni perderse una mirada.
Los movimientos distraen el compás y cambian el paso. Siguen marchando parejos e ilusionados.
El viejo balcón se despedaza y ahí estoy contemplando la carrera, la vida que apenas se da cuenta.
Miro y los veo distraídos y ausentes. Su recorridos perdidos y su alma esperando.

Echo a volar y sobre sus cabezas planeo. Los sobrevuelo, como queriendo entrar en cada uno y hacerme de un instante de sus vidas para compilar mil historias.
Todo es un devenir creando la trama del tapiz en el cuento de la vida.    marta ganzero  all franceschi